León Blázquez Granado falleció el sábado; ya ha recibido sepultura en el cementerio local
Tío Nemesio, en uno de sus cumpleaños
Pilar Bardera
P. Bardera. Pedro Bernardo
Pedro Bernardo perdió el pasado sábado 9 de julio a tío Nemesio, el que sin duda ha sido el cucharero de más edad y uno de los abuelos centenarios de la provincia. Su nombre era León Blázquez Granado, pero todos le conocían como tío Nemesio, logró llegar a los 104 años y sobre todo lo hizo siendo consciente y como él decía: «Con buena salud». El verano pasado sufrió una gran gastroenteritis en el que se temió por su estado, pero su naturaleza era tan fuerte que se recuperó casi por completo, a falta quizá de un poco más de movilidad.
Su vida la dedicó a trabajar: de pequeño cuidando cabras y el ganado de su familia; cuando estuvo en la mili fue cocinero y durante cerca de tres años guisaba para las 50 personas que tenía a su mando. Una vez terminada la mili regresó a Pedro Bernardo y se dedicó a la piedra -muestra de ello son las inscripciones de las piedras de los montes realizadas por él- y también a la albañilería.
Hasta el último momento estuvo bien, no sufrió, aunque sabía que llegaba su día. Hace tres meses, murió su mujer Regina García de 96 años de edad, con la que vivía en su casa. Dos de sus hijas, que viven en el pueblo se encargaban de atenderles y los fines de semana además les acompañaban el resto de hijos y nietos que iban a visitarles. La muerte de su mujer le dejó un vacío muy grande, ya que llevaban 73 años juntos y como él comentaba a una de sus nietas «con quién me voy a pelear ahora».
Durante tres años Diario de Ávila estuvo con él celebrando sus cumpleaños, esperando la llegada del 20 de febrero para felicitarle y ver qué le había deparado el año. Cuando cumplió los 101 años, comentaba que «todavía hago la compra para casa» también que iba al mercadillo a comprarse unos pantalones o zapatillas, o que hacía la comida y si le tocaba... pues fregaba, barría y cuidaba de la mujer. También contaba que en el tiempo de vendimia lo preparaba todo para tener vino de pitarra porque le gustaba comer con vino al que rebajaba con agua.
Igual que cuando cumplió los 100 años tuvo su homenaje, la despedida no iba a ser menos y más tratándose de un hombre lleno de vitalidad a sus 104 años. Desde el domingo Tío Nemesio descansa en el cementerio municipal de la tierra que le vio nacer.
Su vida la dedicó a trabajar: de pequeño cuidando cabras y el ganado de su familia; cuando estuvo en la mili fue cocinero y durante cerca de tres años guisaba para las 50 personas que tenía a su mando. Una vez terminada la mili regresó a Pedro Bernardo y se dedicó a la piedra -muestra de ello son las inscripciones de las piedras de los montes realizadas por él- y también a la albañilería.
Hasta el último momento estuvo bien, no sufrió, aunque sabía que llegaba su día. Hace tres meses, murió su mujer Regina García de 96 años de edad, con la que vivía en su casa. Dos de sus hijas, que viven en el pueblo se encargaban de atenderles y los fines de semana además les acompañaban el resto de hijos y nietos que iban a visitarles. La muerte de su mujer le dejó un vacío muy grande, ya que llevaban 73 años juntos y como él comentaba a una de sus nietas «con quién me voy a pelear ahora».
Durante tres años Diario de Ávila estuvo con él celebrando sus cumpleaños, esperando la llegada del 20 de febrero para felicitarle y ver qué le había deparado el año. Cuando cumplió los 101 años, comentaba que «todavía hago la compra para casa» también que iba al mercadillo a comprarse unos pantalones o zapatillas, o que hacía la comida y si le tocaba... pues fregaba, barría y cuidaba de la mujer. También contaba que en el tiempo de vendimia lo preparaba todo para tener vino de pitarra porque le gustaba comer con vino al que rebajaba con agua.
Igual que cuando cumplió los 100 años tuvo su homenaje, la despedida no iba a ser menos y más tratándose de un hombre lleno de vitalidad a sus 104 años. Desde el domingo Tío Nemesio descansa en el cementerio municipal de la tierra que le vio nacer.
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